jueves, 17 de marzo de 2011

EROSION Y DESERTIFICACION DEL SUELO: PROBLEMAS EN MEXICO.


Erosión y Desertificación del Suelo: Problemas en México.

Erosión

La erosión es la pérdida de suelo fértil, debido a que el agua y el viento normalmente arrastran la capa superficial de la tierra hasta el mar. El ser humano acelera la pérdida de suelos fértiles por la destrucción de la cubierta vegetal, producto de malas técnicas de cultivo, sobre pastoreo, quema de vegetación o tala del bosque. Las prácticas productivas sin criterios de protección, contribuyen en gran medida a que este problema se agrave cada día más.
La degradación del suelo reviste gran importancia, porque su regeneración es en extremo lenta. En zonas agrícolas tropicales y templadas, se requiere de un promedio de 500 años para la renovación de 2.5 centímetros de suelo.
El cultivo de tierras en lugares con pendiente aumenta la posibilidad de agotamiento del suelo fértil, ya que es muy fácil el arrastre de tierra por acción de la lluvia.
La actividad minera ha utilizado grandes cantidades de leña, eliminando así la cubierta vegetal, imprescindible para la protección del suelo. Estas prácticas se remontan a la época de la colonia, cuando la deforestación acabó con ricas áreas forestales y las aridizó.
La erosión también puede afectar ecosistemas lejanos, como los de la vida marina. El suelo arrastrado al mar se deposita como sedimento y cambia la composición del fondo marino, sepultando vegetación y cuevas, y transformando el contenido químico de las aguas.
Es importante destacar que la erosión del suelo, además de afectar y alterar los ecosistemas, afecta seriamente a la gente y a la economía de un lugar. Hay una relación directa entre la disminución de la capacidad productora del suelo y la disminución de los ingresos de la comunidad.
Con frecuencia, el resultado de la deforestación es la erosión del suelo. Cuando no hay árboles cubriendo el suelo, la lluvia golpea directamente el suelo en lugar de gotear gradualmente desde las ramas y caer suavemente sobre el piso forestal. Esto significa que cuando llueve, más agua golpea más fuertemente el suelo, arrastrándolo. Sobre el suelo de la mayoría de los bosques, hay una capa de material orgánico, como hojas en descomposición y madera, que absorbe el agua. La lluvia puede ser absorbida por esta capa en lugar de escurrirse sobre el suelo.
Cuando ha sido erosionada la capa superior del suelo, es mucho más difícil que crezcan nuevas plantas, y la falta de raíces que estabilicen lleva a más erosión. Una vez que se inicia la erosión, es muy difícil reparar el daño. En el caso de deslizamientos importantes, todo el suelo por encima de la roca madre es arrastrado hacia abajo, arrastrando igualmente a todos los árboles y la vegetación restante. Ya que no queda suelo para que crezcan nuevas plantas, las huellas desnudas de los deslizamientos permanecen visibles por cientos de años. Por lo tanto, la erosión es una amenaza seria a largo plazo para los bosques -- sin suelo, la vegetación no puede crecer. Luego de un deslizamiento, se necesitan cientos de años antes de que se acumule suficiente suelo que reemplace la anterior capa superior de suelo y material orgánico.

Desertificacion 

La desertificación es la degradación de las tierras áridas, semiáridas y zonas subhúmedas secas. Causado principalmente por variaciones climáticas Y actividades humanas tales como el cultivo y el pastoreo excesivo, la deforestación y la falta de riego. La desertificación no se refiere a la expansión de los desiertos existentes. Sucede porque los ecosistemas de las tierras áridas, que cubren una tercera parte del total de la tierra, es extremadamente vulnerable a la sobreexplotación y a un uso inapropiado de la tierra.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la desertificación amenaza a la cuarta parte del planeta, afecta directamente a más de 250 millones de personas y pone en peligro los medios de vida de más de 1 000 millones de habitantes de más de 100 países al reducir la productividad de las tierras destinadas a la agricultura y la ganadería. Estas personas incluyen muchas de los países más pobres, los más marginados y los ciudadanos políticamente más débiles. Aunque la desertificación puede ser provocada por las sequías, en general su causa principal es la actividad humana: el cultivo y el pastoreo excesivos, la deforestación y la falta de riego.

Procesos de desertificación
Se consideran siete procesos principales que conducen a la conversión de tierras en desiertos, cuatro primarios (con efecto amplio y de fuerte impacto) y tres secundarios. Para evaluar el efecto de la desertificación se considera: el estado actual, velocidad y riesgo, y con base en esos criterios se establecen diferentes grados de desertificación (ligera, moderada, severa y muy severa).
1)Degradación de la cubierta vegetal. Deforestación derivada de la eliminación de la cubierta vegetal ocasionada por la tala, los incendios, la lluvia ácida, etc.
2) Erosión hídrica. Efecto de las corrientes de agua que arrastran la cubierta que cubre el suelo. Se acelera cuando el ecosistema se altera por acción de las actividades humanas como la deforestación y el cambio de uso de suelo (construcción de carreteras, asentamientos humanos, explotación agrícola, pecuaria o forestal).
3) Erosión eólica. Remoción de la cubierta del suelo ocasionada por el viento. Tiene especial impacto en las zonas áridas y semiáridas, generado por el sobre pastoreo, la tala inmoderada y la práctica inadecuada de actividades agrícolas.
4) Salinización. Ocasionada por el aumento de la concentración sales solubles en el suelo, generada por el rompimiento del equilibrio hídrico/salino. Esto reduce de una manera muy importante el desarrollo vegetal.
5) Reducción de la materia orgánica del suelo. Se genera cuando la cubierta vegetal que provee los nutrientes orgánicos al suelo, es removida.
6) Encostramiento y compactación del suelo. Estos procesos ocurren como consecuencia de los procesos primarios: escasez de materia orgánica, uso intensivo de maquinaria agrícola o sobrepastoreo.
7) Acumulación de sustancias tóxicas. El envenenamiento del suelo con frecuencia es generado por un uso excesivo de abonos y fertilizantes así como de métodos químicos de control de plagas (pesticidas y plaguicidas).

 







FIDA) ha movilizado 400 millones de dólares, más otros 350 millones de cofinanciación, para ejecutar proyectos en 25 países africanos amenazados por la desertificación.Banco Mundial organiza y financia programas destinados a proteger las frágiles tierras áridas y aumentar su productividad agrícola de manera sostenible.FAO reconoce que un elemento esencial para la seguridad alimentaría es la protección del medio ambiente que provea los recursos naturales necesarios para la producción alimentaría. Por lo tanto, el desarrollo rural y la agricultura sostenible en tierras áridas implican combatir la desertificación. Así, la FAO promueve el desarrollo agricola  sostenible mediante una amplia gama de actividades de asistencia práctica a los gobiernos.PNUMA respalda los programas de acción regionales, la evaluación de datos, el fomento de la capacidad y la sensibilización de la opinión pública sobre este problema.PNUD financia diversas actividades a través del Centro para el Desarrollo de las Zonas Áridas, con sede en Nairobi, que ayuda a elaborar políticas, presta asesoramiento técnico y apoya programas de control de la desertificación y gestión de las tierras áridas. Además, el PNUD está a la cabeza de las acciones de las Naciones Unidas encaminadas a fomentar la capacidad nacional para un desarrollo sostenible desde el punto de vista del medio ambiente, promoviendo las mejoras prácticas en todo el mundo y apoyando las acciones de efectos catalíticos.
Convención contra la desertificación
Un tratado de las Naciones Unidas, la Convención Internacional de lucha contra la desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación), se ocupa de este problema. La Convención, en la que son parte 186 países, establece el marco para todas las actividades encaminadas a combatir la desertificación y se centra en el aumento de la productividad del suelo, su rehabilitación y la conservación y reordenación de las tierras y recursos hídricos. Asimismo insiste en la participación popular y en la creación de un "entorno propicio" que ayude a la población local a valerse de sus propios medios para remediar la degradación del suelo. También incluye criterios para que los países afectados preparen programas nacionales de acción y asigna una función sin precedentes a las ONGs en la formulación y ejecución de esos programas.

Varios organismos de las Naciones Unidas prestan asistencia en la lucha contra la desertificación. Un programa especial del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (
 

Labor de otros organismos de las Naciones Unidas

La degradación de suelos en México __________ __________________


En México, la desertificación forma parte de un problema de orden nacional que es la degradación de suelos en usos agropecuarios y forestales en tierras secas y montañosas principalmente. La desertificación es ante todo un problema de desarrollo sostenible. Es una cuestión de pobreza y bienestar humano, así como de la preservación del medio ambiente. Los problemas sociales y económicos, de seguridad alimenticia, migraciones y la estabilidad política, están estrechamente relacionados con la degradación de suelos y con otras cuestiones ambientales como son, el cambio climático, la diversidad biológica y el abastecimiento de agua potable.
El 1 de junio de 1995, mediante decreto que se promulga en el Diario Oficial de la Federación, México ratifica la adhesión a la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los países afectados por la sequía grave o desertificación (CCD). Para efectos de la convención y para el país, desde este decreto de promulgación y hasta principios de 1999, se entendió que la desertificación es la degradación de suelos de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de factores diversos, tales como las variaciones climáticas y actividades humanas. Esta definición incluye tres elementos distintos y con requerimientos diferentes como son las sequías recurrentes (en periodos cortos), fluctuaciones climáticas a largo plazo y degradación de suelos por actividades humanas. Un aspecto de mayor importancia en esta definición es el concepto degradación de la tierra, que es sumamente diferente, conceptualmente, a degradación del suelo ya que en la primera no sólo se contempla la degradación del suelo sino de cualquier otro de los elementos biológicos y físicos del terreno, como son la cubierta vegetal, la biota animal, los recursos hídricos, etcétera.
Acerca de las causantes principales de la degradación del suelo, destacan sobremanera las actividades humanas, pues la satisfacción de las necesidades materiales del hombre supone la transformación de los recursos naturales y con frecuencia la alteración del medio ambiente.
Esta visión de la naturaleza ha provocado que el 64% de los suelos del país presente actualmente problemas de degradación en diferentes grados.
El proceso más importante de degradación del suelo en México es la erosión hídrica, cuya superficie de afectación asciende a 37% (72 465 144 ha del territorio). Los efectos más dramáticos se presentan con la formación de cárcavas, lo que deriva en zonas improductivas para cualquier actividad económica. De la misma manera, la erosión también afecta las capas superficiales de las tierras, donde si bien es posible seguir desarrollando actividades agropecuarias y forestales, se presenta una baja considerable en la producción y en estas áreas donde es posible revertir el fenómeno mediante un uso sustentable del recurso. Otro tipo de degradación de gran importancia es la erosión eólica, la cual afecta el 23.25% de la superficie nacional; se presenta principalmente en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. También la degradación química (salinización y contaminación por desechos urbanos e industriales, principalmente), es un tipo de degradación que afecta principalmente a las zonas agrícolas y abarca 13.2 millones de hectáreas a nivel nacional, de las cuales 6 242 115 ha corresponden a salinidad.
Se ha identificado que la mayor degradación de los suelos del país se debe a la deforestación asociada a cambios de uso del suelo (hacia actividades agropecuarias principalmente), lo que representa un 51.3%. Cabe destacar que durante los 16 años anteriores a 1995, en México se perdieron más de 11 millones de hectáreas de vegetación natural. Aproximadamente la mitad de las zonas deforestadas o que cambian de uso, se dedican a la actividad ganadera bajo condiciones de sobrepastoreo, lo cual alcanza un 25% de la superficie del país.
Otras causas del deterioro de los suelos están estrechamente relacionadas con las actividades agrícolas, vía la utilización de prácticas de producción inadecuada tales como la aplicación excesiva de riego, la quema de residuos de cosecha, el exceso de labranza y la falta de prácticas de conservación de suelo y agua.
El problema de la degradación del suelo está latente en cualquier ecosistema y las zonas secas (áridas, semiáridas y subhúmedas secas), las cuales cubren aproximadamente 99 millones de hectáreas (ver cuadro III.3.2.15), donde el 41% es desierto natural sin influencia del hombre o sin degradación aparente. Sin embargo, el 59% restante se encuentra degradado en diferentes niveles. Los procesos de degradación más importantes son la erosión hídrica con un 28% y la erosión eólica con un 22.8% de las zonas secas. Las causas que generan deterioro en estas zonas de baja precipitación y alta evaporación son el mal manejo del ganado, lo que trae como consecuencia el sobrepastoreo que afecta 24 846 169 ha (25%), otro factor causal es la pérdida de la vegetación y el cambio de uso del suelo que en conjunto afectan el 18.4% (18 millones de hectáreas) de las zonas secas.

Retos en la lucha contra la degradación de tierras y la desertificación.

Si bien México ha realizado numerosos esfuerzos para prevenir y controlar la degradación de suelos y la desertificación, también es cierto que hay todavía mucho por hacer. En los próximos años habrán de definirse políticas y mecanismos que permitan al país encarar los múltiples retos esenciales para frenar el proceso de deterioro de los suelos.

Dado el carácter multisectorial de la degradación del suelo, sus causas y consecuencias, en un primer reto se ubica la construcción de una adecuada coordinación intersecretarial que permita el diseño y aplicación de problemas integrales, que ayuden a abordar problemáticas como el cuidado en el aprovechamiento de los recursos naturales, el mejoramiento de las actividades productivas, la suficiencia alimentaria y la lucha contra la pobreza, entre otras.
Un mejor entendimiento de los procesos de la degradación de suelos, y particularmente de la desertificación y sus vínculos con la sequía, representa otro tema en el que como país se deberá profundizar para lograr mejores resultados en la aplicación de medidas para controlar y revertir el deterioro de tierras. Las variaciones climáticas están afectando sensiblemente las característi-cas de las sequías, las cuales se constituyen como la principal causa natural que origina el deterioro de las tierras secas, por lo que la comprensión de sus efectos puede ayudar además a establecer las sinergias necesarias con la Convención Marco de Cambio Climático.
México formuló un documento guía de Plan de Acción de Combate a la Desertificación en 1994, antes del establecimiento de la Convención de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía. Este plan se ha constituido como una guía que orienta las acciones; sin embargo, requiere ser actualizado de acuerdo a los avances en diagnóstico, marco jurídico e institucional y participación social. El reto de actualizar el plan de acción debe incluir además mecanismos y compromisos claros para la elaboración y operación de programas y proyectos, así como ampliar el concepto de degradación de suelos en el ámbito de su aplicación.
No obstante, persiste el reto de incrementar y fortalecer la participación social, no sólo a partir de mecanismos institucionalizados, sino también en el marco del principio del desarrollo participativo que promueve la Convención y que otorga un papel protagónico a las comunidades locales para la identificación, planeación, puesta en marcha y evaluación de sus proyectos relacionados al tema. Es de gran importancia, igualmente, lograr una elevación de la conciencia de la sociedad de los riesgos que implica el deterioro de las tierras.

La desertificación es un problema mal entendido y que, en más ocasiones de las que cabría esperar, tiende a la confusión. Se suele asociar con los desiertos (proceso natural que se denomina desertización). en cambio la desertificación es un proceso gradual que debe relacionarse con la degradación de los suelos. la gravedad de este problema, además de su cuantificación, radica en que afecta a la productividad de los suelos, a la producción de alimentos, favorece los procesos erosivos por pérdida de la cubierta vegetal e incluso tiene repercusiones negativas en zonas no directamente afectadas por este proceso, originando crecidas, salinización de suelos, etc. Todo ello puede originar problemas de alimentación, hambrunas, movimientos de personas, conflictos bélicos e inestabilidad política.
El 97% de los suelos en México tienen algún grado de erosión, por fenómenos como la deforestación, la agricultura intensiva o la urbanización, entre otros
Destrucción de ecosistemas afecta la relación de los individuos de una sola especie y de ésta con otras especies.

Ignoramos con facilidad la diversidad y la fragilidad de los vínculos que existen entre individuos de una misma especie, la relación entre las distintas especies y su compleja interacción con los ecosistemas y el medio ambiente. Consecuentemente, no valoramos ni respetamos a la vida en sus infinitas manifestaciones y, por el contrario, parecemos estar empeñados en destruirle.
Es un orgullo decir que México es la casa del 11 por ciento de todas las especies que habitan el planeta, o que tan sólo en el Valle de México está presente el dos por ciento de toda la diversidad biológica del mundo. Sin embargo, al paso que vamos contaminando nuestros mares y lagos, destruyendo bosques y las selvas, y –en general- reproduciendo inadecuados hábitos de consumo, muy seguramente en un plazo no muy largo veremos empobrecer nuestros paisajes, reducir la diversidad de plantas y animales y, sobre todo, presenciaremos un nada deseable aumento del deterioro de la salud de los mexicanos.
En nuestras manos están las soluciones y muchas de estas podemos implementarlas desde nuestras casas.
·        Evitemos el uso de productos químicos agresivos (como corrosivos, aceites e insecticidas) que contaminan el aire, el suelo y el agua. Siempre hay soluciones naturales que no agreden al medio ambiente (como –por ejemplo- usar soluciones con ajo y cebolla para combatir plagas en plantas, en lugar de químicos plaguicidas).
·        Protejamos las áreas verdes y cuidémosles de la erosión fabricando y aplicando composta a partir de los residuos orgánicos.
Pero sobre todo, informémonos y entendamos las múltiples formas en que se relacionan los seres vivos entre sí y con el medio ambiente.


En 2002 la Semarnat comisionó también la realización de una Evaluación de la Pérdida de Suelo por Erosión Hídrica y Eólica en la República Mexicana (escala 1:1 000 000), con objeto de identificar los riesgos de erosión, y su magnitud, en el país. Para estimar la erosión potencial se utilizaron dos ecuaciones propuestas por la FAO: la ecuación universal de pérdida de suelo RUSLE (Revised Universal Soil Loss Equation, por sus siglas en inglés) para la erosión hídrica y la ecuación de erosión eólica WEE (Wind Erosion Equation, por sus siglas en inglés) para el otro caso. Es importante recalcar que este estudio busca evaluar la magnitud de la erosión que, potencialmente, podría ocurrir en un lugar y, por tanto, sus resultados no son comparables con los del estudio de degradación del suelo al que se hace mención en el presente trabajo (ver Degradación de los suelos).

De acuerdo con esta evaluación, a nivel nacional la superficie con riesgos de pérdida de suelo por erosión potencial hídrica es del 42%. A nivel estatal, 15 estados de la República presentan más del 50% de su superficie sin riesgo aparente de erosión hídrica, siendo los menos afectados Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Baja California Sur (Tabla 3.3). Los restantes 17 estados presentan riesgos de erosión potencial hídrica en más del 50% de su superficie, destacan entre ellos: Guerrero, Puebla, Morelos, Oaxaca y el Estado de México.

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Los estados que presentan una mayor superficie donde la erosión potencial hídrica sería potencialmente muy severa (superior a 200 ton/ha/año) son Puebla (13.3%), Hidalgo y Chiapas (ambos con10.6%), Distrito Federal (10.3%) y México (9.9%). La erosión hídrica potencialmente severa (entre 50 y 200 ton/ha/año) ocurriría en grandes áreas de los estados de Guerrero (22.1%), Oaxaca (20.7%), México (18.5%) y Chiapas (17.3%). Riesgos de erosión hídrica moderada (entre 10 y 50 ton/ha/año) se presentan en los estados de Tlaxcala (40.1%), Guerrero (37.4%), Aguascalientes (37.1%), Nayarit y Morelos (ambos con 35.5%). Finalmente, riesgos de erosión ligera (entre 5 y 10 ton/ha/año) se presentan en Aguascalientes (20.2%), Zacatecas (18%), Guanajuato (17.4%), Tlaxcala (17%) y San Luis Potosí (16.7%).

Los riesgos de pérdida de suelo por erosión potencial eólica se presentan en 89% del territorio nacional, particularmenteen la franja norte del país desde Zacatecas hasta el Norte de Chihuahua; asimismo, cubre la porción costera y el Desierto Sonorense, la costa del Golfo de California y la costa del Pacífico en Baja California Sur. Con excepción de los estados de Chiapas y el Distrito Federal, en el resto se presenta algún riesgo de erosión eólica en más del 60% de sus superficies. Los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Coahuila y Sonora presentan afectaciones de prácticamente 100% (Tabla 3.4). Los estados que presentan una mayor superficie donde la erosión eólica sería potencialmente muy severa (superior a 200 ton/ha/año) son Zacatecas (61.2%), Sonora (45.5%), Chihuahua (34%), Baja California Sur (29.9%), San Luis Potosí (29.2%), Coahuila (28.9%) y Baja California (23.4%). Erosión eólica potencialmente severa (entre 50 y 200 ton/ha/año) se presentaría en grandes áreas de los estados de Nuevo León (70.7%), Aguascalientes (65.3%), Baja California (62.7%), Coahuila (59.2%) y Baja California Sur (55.8%). Riesgos de erosión eólica moderada (entre 10y 50 ton/ha/año) se presentan en los estados de Guanajuato (78.6%), Morelos (74.5%), Sinaloa (71.8%), Querétaro y Jalisco (ambos con 61.8%). Finalmente, riesgos de erosión ligera (entre 5 y 10 ton/ha/año) se presentan en los estados de Tlaxcala (28.3%), Quintana Roo (26.0%), Nayarit (23%), México (21.4%) y Yucatán (16.4%) (Tabla 3.4).


BIBLIOGRAFIA
http://www.cinu.org.mx/temas/des_sost/desert.htm
http://www.sagan-gea.org/hojaredsuelo/paginas/1hoja.html
http://socialescepcor.wordpress.com/2008/06/17/dia-mundial-de-la-lucha-contra-la-sequia-y-la-desertificacion/   
http://www.diversidadambiental.org/medios/nota166.html
http://app1.semarnat.gob.mx/dgeia/informe_04/03_suelos/cap3_2.html

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